Reproducimos sendos editoriales del diario La Tribuna, sobre el tema de la devaluacion, por considerarlos de sumo interés para el lector.
La Tribuna: Editorial – Febrero 10, 2016.
SEGÚN las aves agoreras, así es el mal temporal que se avecina: “Las economías de Latinoamérica tendrán que seguir ajustándose ante el derrumbe de los precios de las materias primas, en un entorno cada vez más complicado, principalmente para los países sudamericanos con desequilibrios internos”, según el FMI. “La advertencia se contiene en un informe “América Latina y el Caribe en 2016: Ajustándose a una realidad más dura” del director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI, que destacó la alta volatilidad financiera por los temores sobre la economía china. “El año 2016 será un momento para que las autoridades de la región actúen con cautela; es necesario permitir que el ajuste continúe y preservar los márgenes de maniobra de política económica”. Menos mal que en el caso de Honduras, la economía depende del mercado norteamericano y este ha venido en franca recuperación. Por ello es que le ha ido bien a varios de nuestros productos de exportación. En la medida que los consumidores norteamericanos tengan más ingresos incrementa la demanda por los postres que exportamos.
(La devaluación equivale –al cambiar el valor de la moneda en relación al dólar– que vendamos más barato nuestros productos a los consumidores en el exterior; o sea el beneficio es para los extranjeros y no para los nacionales. Esa es la razón por la cual el FMI empuja por la devaluación de las monedas de estos laboratorios donde experimentan. Para que los consumidores hondureños compren caras las cosas que necesitamos importar –materias primas, fertilizantes, medicinas, pesticidas, insumos básicos, artículos esenciales, incluyendo el alimento que no producimos en el país– y para que los productos hondureños exportables se vendan más barato. ¿Quién gana, el que compra barato o el que compra caro? La devaluación hace que por más lempiras se obtengan menos dólares. Eso, y no todo ese balbuceo de los burócratas en los foros de opinión, es lo que deberían aclararle al pueblo hondureño. Volviendo a lo que estábamos. El Ihcafé confirma que de octubre de 2015 a finales de enero de este año las exportaciones de café sumaron alrededor de 150 millones de dólares, de una proyección cifrada en más de mil millones de divisas para la cosecha 2015-2016, lo que indica que se alcanzarán las proyecciones de producción total estimadas en más de nueve millones de quintales. “Se espera exportar más de 7.2 millones de quintales”. “El 2015 el café generó alrededor de 1,100 millones de dólares, la maquila más de 1,400 millones de dólares y las remesas que anduvieron en 3,730 millones y para este año van a ser superiores”.
Todo eso –sumado al fardo de préstamos que obtiene el país– es divisa para el Banco Central, para que cese ese desplume despiadado del “indito” atendiendo al pie de la letra las instrucciones de las aves agoreras. El país recibió en enero unos 255 millones de dólares en remesas familiares, lo que representó un aumento del 8.4% respecto al mismo mes de 2015. Y otro regalo caído del cielo es que continúa en caída libre el precio del crudo en los mercados internacionales. “El precio del petróleo intermedio de Texas cayó este lunes un 3.88% y cerró en 29.69 dólares el barril, por debajo de la barrera psicológica de los 30 dólares y en su nivel más bajo en las últimas dos semanas”. Si tan solo en las bombas locales bajaran los precios de las gasolinas en forma proporcional, si el ahorro de la ENEE se lo trasladaran a los usuarios, y rebajaran equitativamente los pasajes del transporte, otro gallo le cantaría al consumidor nacional. Pero, pese a los dese-quilibrios, por todas las razones anteriormente citadas, el país escapará el torbellino de ese mal temporal.
La Tribuna: Editorial – Febrero 09, 2016.
Con las disculpas anticipadas a los políticos contumaces y a los de nuevo cuño por interrumpir el bullicio que manejan en su teatro paralelo –nos referimos a las mismas babosadas con las que desayunan, almuerzan y cenan; ignorando temas que son los que realmente afligen al pobre pueblo pobre– vamos a hacer un paréntesis para referirnos nuevamente a algo que incide en los ingresos de la familia hondureña. Aparte de la desocupación, de la escasez, de las pestes que asechan, de la inseguridad –temas a los que son alérgicos los políticos, incluyendo los que dirigen foros de opinión pública, ya que raramente hay debate sobre ellos– está lo que se refiere al valor de la moneda. Decíamos ayer que al lempira lo llevan como entierro de pobre, con esa devaluación a propulsión a chorro que le han recetado las autoridades monetarias. Solo hay que comparar la desplumada que le han pegado al indito en los últimos meses, en relación a la devaluación más moderada que sufría cuando iniciaron el proceso.
No sabríamos decir si ello obedece a las instrucciones que dejaron las aves agoreras en la visita reciente que hicieron a Tegucigalpa para hablar linduras de la macroeconomía sin que importe mucho la economía común y corriente, la de abajo, la de los comercios, los mercados, que sigue en tinieblas sin ver la luz del día. En los últimos tres meses la moneda presentó una depreciación mayor a 40 centavos. Volvemos a insistir, que si hay reservas internacionales suficientes es gracias a los fardos de préstamos que vienen del exterior que habilitan recursos frescos al país, al incremento de las remesas familiares que suman $ 3,800 millones anuales, a la debacle de los precios del crudo que le ahorran al país millonarias sumas en relación a lo que antes se pagaba, los buenos precios del café y otros productos no tradicionales de exportación en los mercados internacionales, baja inflación ¿A qué obedece esa caída del valor de la moneda? Bien, dice la autoridad monetaria que es por el déficit en la balanza comercial. Que los combustibles presentan un incremento del 10%. Por favor, en cantidad, pero no en valor, porque los precios que se pagaban de $ 110 el barril se desplomaron a $ 31 de ahora. Además, dicen que las importaciones de otros bienes crecieron en un 13% ¿Y eso no será porque el país para abastecer el mercado interno tiene que importar porque la producción, por falta de incentivos a la iniciativa privada, es raquítica?
¿Y con la devaluación, no se encarecen los insumos, las materias primas para producir localmente, las medicinas, los artículos esenciales de consumo incluyendo mucho de lo que el pueblo ocupa para su alimentación? El nuevo presidente del Bantral recomienda consumir más productos domésticos. En eso estamos de acuerdo. Pero no hay que ser como en la casa de herrero cuchillo de palo, y comenzar en la propia casa, ya que el mismo gobierno compra un montón de cosas en el exterior, aunque aquí se elaboren localmente. Nosotros sugerimos en cierta ocasión que el gobierno incluyera en las disposiciones generales del presupuesto la obligación de privilegiar la compra de artículos nacionales. Y de alucinados –incluida la cooperación internacional– ni hablemos. Lo que pueden lo traen de afuera. Incluso impresos, agendas, hasta sus tarjetas de Navidad las mandan a hacer en el exterior. Para incentivar la producción nacional ya ratos hemos insistido que deben bajar la carga impositiva. Vemos una tabla que publica el Cohep sobre la estructura impositiva comparativa entre Honduras y Guatemala. Allá la carga tributaria ha disminuido y aquí se ha incrementado. Mientras aquellos tienen una carga tributaria de 10.31% la de Honduras es 17.4% ¿Qué les parece?